Tratar con personas difíciles

28/08/2020

Seguro que más de una vez te has encontrado con una persona que te supera. Puede ser un compañero de clase, un familiar, un hermano o incluso un profesor. Las personas difíciles nos hacen dudar sobre nuestras propias acciones, nos roban la energía, no nos dejan actuar como realmente queremos y, en definitiva, nos hacen pasar momentos difíciles.

En un mundo ideal estas personas estarían fuera de nuestra vida. Sin embargo, en el mundo real todos tenemos que lidiar con personas difíciles en el trabajo, en los grupos de amigos, en el grupo de gimnasio o simplemente en las cenas familiares. Estas personas despiertan a la vez un sentimiento de rechazo y de indefensión, porque su manera de actuar esconde siempre una agresión encubierta que no sabemos detectar conscientemente. Es precisamente esa falta de claridad en sus acciones lo que hace que sea difícil defendernos de este tipo de personas.

Es importante diferenciar entre «personas difíciles» y situaciones de acoso escolar o bullying. Una persona difícil puede tener cambios de humor, decir cosas que nos hacen sentir mal, pero no llega a los extremos del bullying. No realiza agresiones físicas ni campañas de desacreditación y sus comportamientos son mucho más sutiles. Si crees que te están haciendo acoso escolar o tienes dudas, es importante que hables con tus padres o con un tutor para que te ofrezcan toda la ayuda que necesites.

Es importante diferenciar entre personas difíciles y bullying. Las personas difíciles no agreden físicamente ni buscan aislarte. Sus comportamientos no son denunciables.

Aunque no se trate de acoso, relacionarse con personas puede ser una experiencia desagradable y que produzca mucho desgaste. Tus mejores armas son la confianza en ti mismo y estar prevenido. Por eso, conocer las tipologías de personas difíciles y cómo esquivar sus resortes resulta tremendamente útil. A continuación leerás los principales tipos de personas difíciles y algunas estrategias para que puedas evitar dejarte arrastrar por sus dificultades.

El quejoso. La queja es su forma de relacionarse con el mundo. Nunca ve nada con buenos ojos, echa el freno a propuestas y utiliza a los demás para descargar sus emociones negativas. ¿Quién es? Es el compañero o amiga que siempre se está quejando de todo. No le gusta la tarea que ha mandado el profesor ni cómo da la clase. No le gusta que llueva, pero tampoco le gusta que haga sol y siempre tiene una queja en la boca. ¿Cómo te afecta? La queja es una forma de agresividad encubierta. Activa regiones de tu cerebro que te hacen pensar de manera pesimista y te carga de malestar y preocupación. ¿Cómo actuar? Evita darle feedback. Si te habla de algo negativo, cambia de tema. Si es un compañero de clase, explícale cordialmente que es importante mantener una actitud positiva y que es mejor trabajar en las soluciones que en las dificultades.

El sabelotodo. Siempre intenta quedar por encima de los demás dando su opinión y puntualizando las ideas de los demás. Da igual que tú seas físico nuclear, que él o ella sabrá más sobre la fusión de protones. ¿Quién es? Es el compañero o amiga que parece saber más que todos acerca de todo. Hablar con él o con ella es un rollo, porque en lugar de expresar su opinión, explica y deja poco espacio para que los demás puedan expresar sus opiniones. ¿Cómo te afecta? Sus continuas puntualizaciones y demostraciones de conocimiento son una forma de decir que es mejor que tú; de intentar dominarte. Puede hacerte sentir inferior. ¿Cómo actuar? El sabelotodo tiene siempre un complejo de inferioridad que trata de compensar mostrándose omnipresente. Ante ese narcisismo, lo mejor que puedes hacer es no alimentar su falso ego con tu admiración. Reduce el contacto y asegúrate de no dejarte acallar por su aparente sabiduría. Tus opiniones son tan respetables como las suyas.


Claves para saber que una persona o tú mismo sois difíciles

  • Habla continuamente de sí mismo y no escucha a los demás.
  • Aunque se siente mejor que los demás, los demás evitan estar con él.
  • Sus compañeros de trabajo evitan avisarlo para el descanso.
  • Su familia prefiere no contarle todas las cosas.
  • Alguna vez le han dicho que es una persona tóxica.
  • Piensa que es el único que hace las cosas bien y que el resto son tontos o incompetentes.

El cruelmente sincero. Se cree con derecho a lanzar críticas crueles a cualquiera. Puedes reconocerlo porque critica a la cara y critica a la espalda de manera indiscriminada. Muestra orgullo en sus críticas y cree que es el único que hace todo bien. ¿Quién es? Suele empezar sus frases con un «Yo soy muy sincero/a» y a continuación puede decir algo que no es agradable de escuchar ni te ayuda con tus problemas. ¿Cómo te afecta? Son personas que ocultan un gran resentimiento. Su alto nivel de agresividad (camuflado en sinceridad) hace que puedas sentirte intimidado e inseguro a su lado. Son personas que todo el mundo evita. ¿Cómo puedes actuar? No te dejes intimidar; son perros ladradores que no se atreverán a sobrepasar tus límites si no los tienes en cuenta o si actúas como si no te importaran lo más mínimo sus valoraciones sobre ti. Podríamos decir que se alimentan del miedo que infunden a los demás, así que la clave es no mostrar (ni sentir) el más mínimo miedo.

El discutidor. Da igual el tema del que hables, el discutidor siempre busca una razón para llevar la contraria. Es posiblemente el menos dañino de todas las personas difíciles y, sin embargo, es uno de los más agotadores. ¿Quién es? Es el compañero o amiga que va a discutir acerca de fútbol, de música o de lo que ha dicho el profesor en clase. Cualquier pequeña cosa que pueda ser cuestión de debate hará que cree todo un debate. ¿Cómo te afecta? Aunque su intención no es hacer daño ni hacerte dudar, su manera de cuestionar todos los planteamientos acaba agotando al más paciente. Puede provocar irritación, cansancio y ser un auténtico problema a la hora de avanzar en la solución de problemas. ¿Cómo puedes actuar? ¡No entres al trapo! El discutidor encuentra sus víctimas entre aquellos que discuten con ellos. Expón tu punto de vista y no rebatas el suyo. Si se trata de solucionar un problema, céntrate en avanzar y no en quién tiene razón.

El exigente. Siempre pide más, quiere controlarlo todo y se ve decepcionado a la más mínima falta de consideración o cuidado por tu parte. La persona exigente va a reprocharte y hacerte sentir culpable por tus fallos. ¿Quién es? Es el compañero o amiga que cuando te ve te dice que tienes una mancha en tu camiseta nueva o que va a señalarte un error que tienes en un trabajo. Le encanta fijarse en las imperfecciones. ¿Cómo te afecta? Cuando estéis haciendo un trabajo de clase, va a señalar tus errores y a obviar tus aciertos, para hacerte sentir menos competente. En el ámbito personal despierta el sentimiento de culpa recriminando cualquier descuido en vuestra relación personal. ¿Cómo actuar? No pongas tu foco de atención ni tu preocupación en que te vea con buenos ojos. Su perfeccionismo es su problema y no el tuyo. Además, centrarte en su mirada crítica distraerá tu atención de tu forma de hacer las cosas, por lo que podrás cometer más fallos que serán la excusa perfecta para sus críticas.

«Deja ir a personas que solo buscan compartir quejas, problemas, historias desastrosas, miedo y juicio de los demás. Si alguien busca un cubo para echar su basura, procura que no sea tu mente.»

DALÁI LAMA

En conclusión

En la escuela, en tus grupos y en la vida en general, es muy posible que te encuentres con personas difíciles. Todos podemos quejarnos, hacernos los listillos o señalar los defectos de los demás en alguna ocasión, pero las personas difíciles suelen tener estos comportamientos con mucha frecuencia hasta el punto de hacernos sentir frustrados y agotados. Es importante que entiendas por qué te sientes así y que, en la medida de lo posible, evites compartir tiempo con esas personas o tener solo amistades de ese tipo. Intenta rodearte de personas que te escuchen y te traten con todo el respeto y consideración que tú mereces.

 

 

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